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  • En un 25% de los cañaverales de la región se aplicó biofertilizantes

    La Eeaoc impulsó una capacitación sobre uso de bioproductos.


    En el marco de su ciclo de conferencias online, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) realizó un taller de capacitación sobre el uso de bioproductos en caña de azúcar.

    Los biofertilizantes son productos biológicos que contienen uno o varios microorganismos benécos vivos sobre un soporte, que directa o indirectamente promueven el crecimiento de las plantas, relativo a un control sin inoculación.

    “Estos microorganismos que forman parte de los biofertilizantes que se caracterizan por asociarse a diferentes tejidos de la planta -en la raíz, tallos y hojas-, promoviendo el crecimiento de los cultivos mediante diferentes mecanismos de acción”, indicó María de los Ángeles Núñez, técnica del subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar de la Eeaoc.

    Contó que los productos de origen biológico cada vez ganan más terreno dentro de un nicho en expansión, destacados por sus beneficios productivos, ambientales y mayor efectividad. Y señaló que en la Argentina el mercado de los bioinsumos crece a tasas de un 15% anual, mientras que el mercado de los sintéticos crece a tasa sólo de un 2% a un 5% anual.

    “La biofertilización de caña de azúcar, es un tema que se viene abordando desde 2004 en la Eeaoc, mediante la articulación de tres piezas clave: la propia entidad, mediante el subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar, las empresas privadas, y los productores, como receptores o destinatarios de esta tecnología”, dijo.

    Esta articulación resultó un éxito porque permitió que se implemente un nuevo sistema sustentable. “Actualmente nos encontramos trabajando en dos áreas, como servicio a empresas privadas: el análisis microbiológico de los productos y el análisis en plantas; y la selección de nuevos aislamientos, caracterización bioquímica y molecular, formulación a pequeña escala y análisis del efecto en planta”, señaló Nuñez.

    Contó que a escala piloto se ha logrado iniciar la posible formulación de un bioproducto junto a una empresa privada a base de la bacteria Azospirillum.

    “Por otro lado, bajo un convenio Eeaoc y el Instituto Cubano de Investigación de Derivados de la Caña (Icidca) se aplicó un medio de producción de bajo costo para la industria azucarera para la propagación de la bacteria PGPB Gluconacetobacter”, explicó Núñez.

    Según la profesional, la alternativa de usar la biofertilización dentro del manejo sustentable de los cañaverales tiene múltiples ventajas. “Económica, porque reduce los costos de producción al disminuir la fertilización química; ecológica, desde el punto de vista de que es amigable con el ambiente; productiva ya que mejora el crecimiento y la productividad de los cultivos, y bioenergética, porque contribuye a asegurar la sustentabilidad de los programas de bioenergía”, precisó.

    Por último, contó que actualmente un 25% de los cañaverales de la región se encuentran aplicados con biofertilizantes. “Lo que se traduce a 60.000 ha de caña soca y a 15.000 ha en caña planta”, remarcó.

    Por su parte, María Fernanda Barceló, dijo que en 2008, desde el subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar, comenzaron con las primeras experiencias en el uso de bioactivadores en caña.
    Un bioactivador, también llamado bioestimulante, es una sustancia o mezcla de ellas, diseñado para que sea aplicado en el cultivo, con el fin de estimular los procesos biológicos, promoviendo el crecimiento y desarrollo, y aportando condiciones favorables para soportar condiciones de estrés.

    Los bioactivadores son utilizados en bajas dosis, lo cual es de gran importancia para contribuir a una agricultura más sostenible y para reducir los costos de producción. “Si bien pasaron muchos años hasta la actualidad, el desarrollo de estos productos estuvo dificultando por su discontinuidad en el mercado, lo que nos obligaba permanentemente a evaluar otras alternativas. Esto genera una demora en la investigación y ajuste de los mismos”, remarcó.

    Sostuvo que con las experiencias que llevaron a campo hasta el momento, observaron que estos productos podrían resultar un buen complemento para la fertilización nitrogenada sintética reducida en un 50%, y aplicarlo en caña planta como único producto, al igual que en caso de los biofertilizantes.

    “Sin embargo, su mayor potencial radica en su empleo para recuperar el cañaveral de una situación de estrés biótico o abiótico: estrés hídrico, granizadas, daños de plagas, etc. Así lo demostraron los resultados de su aplicación durante la última campaña ante condiciones de sequía estival, donde se observó una rápida recuperación y una mejora en la productividad del cañaveral”, dijo.

    BREVES