
Los participantes exploraron la creación de fanzines, volantes, afiches y revistas de autor, trabajando de forma colaborativa.
En el marco del Festival de Artes Visuales, la Cátedra de Taller de Orientación en Artes Gráficas de la Facultad de Artes de la UNT, a cargo de Marisa Rossini y Anabel Guiscafre, llevó adelante el Laboratorio de Arte Impreso: un taller experimental con técnicas de grabado y arte impreso que incluyó procedimientos de grabado sin prensa y experiencias de proyección participativa. Los participantes exploraron la creación de fanzines, volantes, afiches y revistas de autor, trabajando de forma colaborativa.
La actividad se desarrolló en el Museo Provincial Escultor Juan Carlos Iramain y contó con la participación activa de Sofia Bravo, Iris Nahir del Valle Tolaba, Vanina Varesco y Samanta Pizani; estudiantes de la Facultad de Artes, quienes acercaron el grabado a las infancias. “La idea es sacar el grabado del ámbito netamente profesional y llevarlo a otros espacios, generando instancias de encuentro y experimentación”, explicó Rossini.
Durante el taller, los niños y niñas trabajaron en la elaboración de estampas, aprendiendo cómo las incisiones en la superficie permiten que el relieve se imprima en negro y los huecos se conserven blancos. “Más allá del resultado final, lo importante es experimentar, probar y descubrir que un proceso creativo también incluye caminos inesperados que pueden ser igualmente valiosos”, señaló la docente.
Para Rossini, estas experiencias son claves para fortalecer el vínculo entre la comunidad artística y el público. “Desde pequeños, los niños deberían acercarse al arte. No todos tienen que ser creadores, pero sí comprender qué significa un proceso creativo para disfrutarlo plenamente. Así reducimos la distancia que a veces existe entre los artistas y la sociedad”.
Sobre su participación en el festival, la artista expresó: “Para mí es muy importante, porque me permite contribuir a la formación y compartir lo que sé. El intercambio con estudiantes y públicos diversos me enriquece, y estas instancias son también una manera de devolver a la sociedad lo que he recibido en mi formación. Lo más valioso es sociabilizar saberes y nutrirse de lo que aportan las infancias, incentivando el pensamiento creativo como una herramienta para la vida cotidiana”.