
“Las redes no son enemigas, pero sí exigen adultos presentes y atentos”, dejó entrever Graciela Sare, secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia del ministerio de Desarrollo Social.
El anfiteatro del Partido Justicialista se convirtió días atrás en un espacio de análisis que urge: cómo proteger a niñas, niños y adolescentes frente a los riesgos de la sobreexposición en redes sociales. La actividad, impulsada por la Comisión de Niñas, Niños y Adolescentes de la Legislatura, buscó algo más que una charla informativa: propuso herramientas concretas para un uso seguro y consciente de las plataformas digitales.
La mesa reunió a funcionarias, especialistas y familias. Graciela Sare, secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, abrió el encuentro y subrayó que “las redes no son enemigas, pero sí exigen adultos presentes y atentos”. A su lado, la legisladora Patricia Lizárraga, presidenta de la Comisión de Familia del parlamento, planteó que “la política pública tiene que ir a la par de la tecnología; no podemos dejar a los chicos solos frente a pantallas que conocen más que nosotros”.
También participaron la exdelegada del Comité de Lucha contra la Trata, Roxana Contreras, quien alertó sobre los vínculos entre sobreexposición y delitos como la explotación sexual, y Pierina Estrada, especialista en comunicación digital, que recomendó “poner límites claros y acordar reglas familiares que den seguridad sin demonizar internet”.
El conversatorio sumó una perspectiva cercana con Carolina López Flores y su hijo Teo, quienes relataron su experiencia cotidiana.
La subdirectora de Hogares de Institutos de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia, Emilia Aranda, cerró el encuentro recordando que “el Estado, la escuela y la familia tienen que actuar como una red de cuidado, cada uno con su responsabilidad”.
La actividad se enmarcó en las políticas de protección que impulsa el Gobierno de Tucumán, encabezado por el gobernador Osvaldo Jaldo y el ministro de Desarrollo Social Federico Masso. “Seguimos fortaleciendo redes de cuidado —resumió Sare— porque el entorno digital cambia, pero la obligación de proteger derechos es permanente”.
El resultado fue un debate que combinó datos, experiencias personales y compromiso político, dejando en claro que la conversación recién empieza y que la crianza en tiempos de pantallas necesita más que advertencias: requiere presencia activa y acuerdos comunitarios.