• Prevención
  • Bregan por prevenir de la violencia contra la mujer

    El Sistema Provincial de Salud trabaja a través del área de Salud Mental para erradicar esta problemática.

    La referente del Programa Provincial de Abordaje Integral de la Violencia y los Derechos Humanos, Carolina Salim, habló de la labor que realiza el Sistema Provincial de Salud en pos de la erradicación de esta problemática.

    El programa que ya tiene 10 años de vigencia depende de la Dirección General de Salud Mental y Adicciones y trabaja en la problemática de violencia de forma integral. En los días previos a esta jornada, sostuvo Salim, el objetivo es ajustar las acciones dirigidas a lineamientos de prevención y al abordaje que se viene realizando en el Sistema.

    El trabajo, destacó la psicóloga, se realiza de forma mancomunada con otras disciplinas, ministerios e instituciones: “La violencia contra la mujer no es solo una problemática de salud mental, aunque forma parte fundamental del eje en su abordaje y acompañamiento, cualquier profesional que trabaje en el ámbito de servicios de salud, tanto del primer nivel como de hospitales, puede detectar alguna situación que genere sospechas en cuanto a violencia contra las mujeres y denunciarla”.

    En el marco de las actualizaciones en contexto de pandemia y problemáticas de salud mental se capacitó durante el pasado martes a los psicólogos del primer nivel de atención y se realizó una charla-encuentro gratuita y abierta al público con la fundación “Haciendo Futuro”, por medio de modalidad virtual

    “Fue un diálogo muy interesante con la comunidad que nos permitió intercambiar algunas modalidades propias de la actualidad en lo que tiene que ver con los parámetros sanitarios y los cuidados de quedarse en casa para preservar la salud, pero problematizando qué pasa en casa cuando se convive con el agresor”, contó la referente, al tiempo que enfatizó que los dispositivos tuvieron que ser modificados y adaptados desde las consultas de modalidad predominantemente presenciales, al uso cada vez más instalado de las líneas telefónicas que pusieron a disposición ampliada las instituciones que trabajan con la problemática.

    El hecho de la convivencia   de las mujeres con sus agresores en el contexto de la pandemia terminó de alertar a los organismos de referencia y los llevó a agudizar las medidas tendientes a poder llegar a esas casas y evitar lo máximo posible el riesgo que corren cuando llegan a manifestar su búsqueda de una salida.
    “Reforzamos por ejemplo la labor con los agentes sanitarios a través de sus visitas a domicilio, de un acercamiento en las rondas y recorridos que ellos hacen y de que puedan establecer un diálogo incluso con los vecinos que muchas veces son testigos de las violencias que ocurren en sus barrios. Salud en este tipo de situaciones es un eslabón fundamental, la institución más nombrada en el seguimiento y tratamiento de las situaciones de violencia, sean del área exclusiva de la salud mental o con el seguimiento de lesiones ya que las manifestaciones de la violencia varían desde lo psicológico y emocional hasta lo físico”, manifestó Salim.

    Avances y retrocesos producto del arraigo a una cultura patriarcal

    “Por un lado avanzamos, pero por otra parte tenemos la resistencia de gran parte de la población a poder poner un límite y un fin a los vínculos de violencia en relación a la mujer. Avanza la difusión del problema, las normativas, los instructivos y la visibilización de la problemática, pero por otra parte tenemos un aumento exponencial en casos de femicidios”, reflexiona la especialista en una suerte de ironía que complejiza aún más las situaciones de violencia que cada vez son más denunciadas, pero que en represalia reciben muchas veces como respuesta una resistencia aún más violenta.

    Tucumán es la tercera provincia del país en densidad de población  y ocupa también esos primeros puestos respecto a los abultados índices de femicidios y situaciones de violencia de género. “Hablamos de cifras alarmantes que tienen que instar a todas las instituciones, efectores y a la comunidad en general a pensar y modificar formas de relación en desigualdad entre varones y mujeres. Hay cuestiones culturales que están muy arraigadas y que son muy difíciles de erradicar en lo que respecta a las asimetrías visibles en los vínculos entre lo que se supone pertenece exclusivamente al sexo masculino y al femenino”, sostuvo Salim.

    Más allá de la población, continua reflexionando la referente, muchas veces son las mismas instituciones patriarcales y machistas las que sostienen estos vínculos verticales de dominio o de abuso de poder. Mientras se mantenga esta asimetría en las decisiones o en los lugares de poder, van a permanecer marcadas e inalterables las situaciones de desigualdad de género.

    En la primera infancia, en niños y adolescentes es donde se debe hacer mayor hincapié en la necesidad de formación de vínculos sanos y espacios más saludables que puedan generar cambios, hablar sobre el género, sobre estereotipos culturales acerca de lo que es 'permitido' para mujeres y varones y abrir la posibilidad a los cambios en las formas de vincularse.

    “La resistencia es de base y profunda. En las provincias del norte sobre todo hay una tendencia muy marcada hacia el patriarcado y es mucho más difícil de erradicar. Afortunadamente se avanzó muchísimo al momento de entender que no hablamos de varones contra mujeres o viceversa, hablamos de igualdad de género y accesibilidad para poder darle fin a esta problemática que a la larga puede ser fatal”, finalizó.

    BREVES