En este marco, remarcó: “En realidad, la prevención representa los eslabones de una cadena de sobrevida, sobre todo, en los niños que son el primer eslabón. En el caso del dengue tiene que ver con los mayores, con el descacharreo, el uso de repelente, el no exponer a los menores. Desde el sistema de Salud, tratamos de incentivar a las mamás para realizar los controles permanentes y las medidas correspondientes para evitar la picadura de ese mosquito infectado por un adulto o cualquier persona con dengue”.
En tanto, la profesional indicó: “Las medidas son el descacharreo, el uso de repelente y si tengo conocimiento que en la casa o en el barrio hay personas con sintomatología de dengue, extremar la protección en los chicos, sobre todo en bebes o primera infancia. En este grupo (bebes y lactantes) hay que evitar colocar el repelente en la mano, simplemente porque ellos, como un reflejo natural, llevan todo a la boca. Otra de las medidas en lo posible, es el uso de mangas largas o colocación de repelente en el torso, las piernitas, sobre todo, en los días de calor”.
En Tucumán, agregó, una de las consultas más frecuentes en niños, sabiendo que la familia tiene dengue, es la fiebre, una de las sintomatologías que, como todo proceso infeccioso, viral o bacteriano, es el principal síntoma en los menores. Ante la aparición de sintomatología, lo central es realizar la consulta y evitar la automedicación. El dengue produce fiebre, solo se puede administrar paracetamol y baños para disminuir la temperatura, sin dejar de realizar la consulta.
Es importante aclarar, remarcó, que si la fiebre no baja hay que realizar los baños, las veces que sean necesarias con agua tibia, por más que el paciente manifieste chucho, escalofrío, que es lo que habitualmente produce la fiebre como un mecanismo de defensa. No utilizar agua caliente y medicar inmediatamente si la mamá sabe que el pequeño hace convulsiones. Muchas veces, nos llegan a las guardias, niños con 38/39 de temperatura, abrigados, porque tienen chucho, escalofrío, las manos y los pies fríos, entonces concentran el calor con la temperatura y los exponemos quizá a que presente convulsiones febriles.
“El bebé puede estar irritable, llora, ya que el dengue le da un dolor corporal, mialgias, artralgia, que en el niño se manifiesta con llanto, decaimiento, o con no querer alimentarse. En los lactantes, que también tenemos, aunque no en un gran número, con serologías positivas para dengue, hay que evitar, la deshidratación, ya que en los niños se manifiesta con facilidad. Si el paciente tolera la hidratación por boca, puede hacerlo a través de la leche, del agua, de sales de rehidratación, lo puede hacer”, comentó.
Finalmente, la doctora precisó: “Si al pequeño se le suma, además de la fiebre, vómitos, náuseas, diarrea, que puede ir acompañado por una intolerancia gástrica, que le impide alimentarse, tomar líquido, en ese caso, nosotros ya tenemos que tener todas las alarmas puestas, por eso se le indica a la mamá los signos a tener en cuenta ante los cuales debe regresar inmediatamente a la consulta, ya que en algunos casos puede necesitar una hidratación endovenosa o una internación abreviada.