
Lo ideal es que el paciente diabético concurra mínimamente cada tres meses a su odontólogo.
Así lo indicó la directora de Odontología de la Provincia, destacando la labor que desarrolla el Ministerio de Salud Pública a cargo de Luis Medina Ruiz en la prevención de enfermedades y consejería.
En este esquema, María Lis Albano comentó: “Como sabemos, la diabetes genera un descontrol de los niveles de azúcar en el sistema y esto produce daños en los tejidos de la boca lo que favorece un ambiente propicio para la aparición de patologías bucodentales, muchas de las cuales son muy graves y avanzan más rápidamente en los pacientes diabéticos o prediabéticos que en aquellos no presentan ninguna patología de base”.
Pensando siempre en los tejidos blandos, las encías, las mucosas, encontramos la enfermedad periodontal, en sus distintos grados. En algunos casos, tenemos la encía grafitada, inflamada, y en los otros, una infección que afecta no solo a este sector, sino a los tejidos más profundos, que serían los osos.
Todo esto, también está asociado a la xerostomía, que es una característica del paciente diabético y representa la disminución de saliva en boca. Lo que hace que el paciente esté con menor capacidad de defensa ante las patologías y los PH distintos que van presentando de acuerdo con la alimentación.
Es prevenible en el sentido de que el paciente tiene que reforzar el tema de la higiene bucal. Por supuesto, que como primera medida debe tratar de tener controlada su enfermedad de base, ya sea una prediabetes, un síndrome metabólico o una diabetes que ha instalado el pico 1 o 2. De esta manera ya es mucho más fácil controlar el efecto.
Si la boca está en buenas condiciones, hay una salud bucal correcta, el paciente en tratamiento disminuye los niveles de necesidad de esa medicación. Asimismo, al tener la enfermedad de base como la diabetes, descontrolada, todo el resto de las enfermedades son mucho más difíciles de controlar.
El paciente puede llegar a perder las piezas dentarias porque llegan a un punto en el que se salen solas. Con todas las complicaciones que esto implica, porque al perderse las piezas es porque se ha perdido hueso. Esto complica también el tema de la masticación, la digestión, de las condiciones siendo terrible el impacto que tiene sobre la enfermedad de base.
Finalmente, la profesional destacó: “Lo ideal es que el paciente diabético concurra mínimamente cada tres meses a su odontólogo, como cualquiera que tenga una enfermedad crónica no transmisible. Es muy importante el control odontológico, que el paciente tenga un alta manteniendo una buena higiene, revisiones periódicas adecuados para evitar complicaciones mucho mayores”.