La referente del Programa Provincial de Prevención y Abordaje de los Trastornos Alimentarios de la Dirección General de Salud Mental, psicóloga Mabel Alonso, habló sobre cómo detectar los signos de alarma de estos trastornos que tienen gran incidencia en la pre-adolescencia y en la adolescencia y sobre las herramientas que se pueden desplegar de forma intersectorial para su abordaje.
En este sentido, la licenciada Mabel Alonso habló de la gran incidencia y rol preponderante que para los preadolescentes representa el uso de las redes sociales y del manejo de la información que allí circula: “Es importante que tanto las familias, como los docentes y la comunidad sepan reconocer algunas señales tempranas, para que puedan ayudarnos a la detección precoz de estas problemáticas. La preadolescencia y la adolescencia es una época muy frágil de variados cambios a nivel psicológico y físico, cuando hay evidencia de cambios bruscos en los hábitos alimentarios, puede ser tiempo de advertir si hay algo que esté incidiendo en la decisión”.
Entre las señales de alerta la especialista refirió que repentinas restricciones de alimentos, la aparición de algunos desórdenes en los horarios de las comidas, pequeños atracones, conductas como evitar comer en público, una preocupación constante por el peso, la comida y/o por la imagen corporal, algunos signos de aislamiento social o irritabilidad frente a situaciones donde hay alimentos, comentarios negativos sobre el propio cuerpo o el cuerpo de otro, la disminución marcada de peso o algunas conductas compensatorias como el uso frecuente de laxantes o ayunos prolongados, pueden ser otros indicadores.
“Tenemos que saber que si aparece más de una de estas señales es importante que quien pueda percibirlas sepa qué hacer y a dónde derivar. Primero que nada, es importante que, si se observan esos cambios y si persisten en el tiempo, en las rutinas alimentarias o inciden en la alteración del sueño, del estado de ánimo o de la socialización de un preadolescente o adolescente, esto actúe como un gran llamado de atención. Una buena forma en relación a los vínculos más cercanos, amigos o familiares, es poder preguntar sobre eso que llama la atención, pero sin juzgar, poder decirle al afecto que se lo nota cambiado, que se detectó un comportamiento que antes no tenía, a la vez que se promueva o abra siempre el espacio para poder hablar sobre el tema, sobre la percepción de la imagen corporal de esa persona, las presiones estéticas que sienta o el uso de las redes sociales y su impacto, al cual todos estamos expuestos”, advirtió.
Siguiendo esta línea, Alonso instó a registrar ausencias, por ejemplo, a nivel escolar, resaltando a su vez la importancia de poder llegar a la consulta de salud mental rápidamente, cuando se han podido observar estos hábitos: “Ante los trastornos de la conducta alimentaria el enfoque más efectivo es el interdisciplinario e integral. Los factores que influyen en la aparición de un trastorno alimentario son múltiples -sociales, biológicos, familiares- con lo cual el abordaje también tiene que ser integral. No se trata de trabajar solo el área de la alimentación o la salud física, sino también de tratar el problema de salud mental o la preocupación, por eso una buena combinación entre terapias que se usan desde la psicología, como la terapia cognitivo conductual o la terapia centrada en la familia, la psicoeducación y un monitoreo desde el área clínica con un plan de trabajo nutricional es lo ideal”.
Las intervenciones de salud mental, agregó la licenciada, tienen que estar dirigidas y enfocadas al entorno familiar o cercano de la persona que padece trastornos alimentarios. Tucumán cuenta con el Centro Provincial de Trastornos Alimentarios (CEPTA), ubicado en calle Lamadrid 623, desde donde se trabaja de manera coordinada y a través de un equipo multidisciplinario para el tratamiento de estas problemáticas.
El Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios fue el escogido para que todo el equipo territorial de trabajo del CEPTA realizara un balance de la labor ejecutada a lo largo de 2025, entre la que se destacan capacitaciones brindadas a equipos profesionales de salud y educación, en pos de incentivar una detección temprana: “También se ha trabajado con talleres interactivos con estudiantes de todos los niveles y edades a través de una estrategia de prevención articulada con el Ministerio de Educación y, hacia adentro del CEPTA, con espacios de acompañamiento para las familias o personas cercanas a los pacientes que están actualmente en tratamiento; además de articulaciones con municipios y otras organizaciones y áreas de salud mental con las cuales se emprendieron campañas comunitarias de prevención sobre la diversidad corporal, la ley de talles y la prevención del estigma en relación a los trastornos alimentarios”.
Para finalizar, la referente invitó a toda la comunidad a acercarse a realizar las consultas en el caso de ser necesarias. Las mismas se gestionan a través de una derivación por medio de cualquier efector del Siprosa, con un resumen de la historia clínica y con los datos de contacto enviados al mail [email protected] para ser luego convocados a la entrevista de ingreso.



