
Una mamá quiso hacer público su agradecimiento a los profesionales médicos que atendieron a su hijo.
En medio de las dificultades, el reconocimiento sincero de una madre pone en valor el trabajo silencioso y comprometido de quienes salvan vidas todos los días. Analía Zamora, mamá de un niño que fue atendido de urgencia en el Hospital del Niño Jesús, expresó con emoción su gratitud hacia todo el equipo de salud que, gracias a un diagnóstico certero y una atención médica humanizada, salvó la vida de su hijo.
“Llegamos un sábado con mi hijo con un fuerte dolor de estómago. Ya habíamos consultado antes y nos dijeron que era gastritis, pero acá acertaron con el diagnóstico: era apendicitis. Si no hubieran actuado a tiempo, podría haber sido una peritonitis”, contó Analía con la voz quebrada, mientras acompañaba a su pequeño en la internación.
Este tipo de historias son reflejo del trabajo articulado y comprometido que impulsa el Ministerio de Salud Pública, a cargo del doctor Luis Medina Ruiz, quien ha priorizado el fortalecimiento de los equipos médicos, la presencia activa en los hospitales y la humanización del sistema de salud.
La mamá quiso hacer público su agradecimiento, no solo a los profesionales médicos que atendieron a su hijo, sino también a cada una de las personas que hacen posible que el hospital funcione con calidad y calidez. “Desde la enfermera, el médico, hasta quien limpia la habitación o prepara la comida… todos tienen una entrega increíble. Quiero destacar eso: la calidad humana. Con los recursos que tienen, hacen maravillas”, expresó.
Analía fue más allá. Conmovida por la experiencia que vivió, propuso una idea concreta: crear un libro de agradecimientos. “Así como hay un libro de quejas, ¿por qué no uno de agradecimientos? Salvarle la vida a un hijo… eso no tiene precio. Quiero que el ministro me escuche. Como madre, pido ese espacio para que podamos dejar por escrito nuestro reconocimiento a tanta vocación y amor por lo que hacen”, dijo.
El hijo de Analía continúa internado, pero su evolución es favorable. “Están pendientes de cada detalle, ajustan los antibióticos, están encima de todo. Nos turnamos con mi esposo para estar las 24 horas y todo el tiempo nos sentimos acompañados. La limpieza, la comida, la atención… no tengo una sola queja. Solo palabras de agradecimiento”, cerró con los ojos llenos de lágrimas.
Este testimonio se suma a tantos otros que dan cuenta del valor humano y profesional que sostiene al sistema público de salud en Tucumán. Detrás de cada guardia, de cada bata blanca, hay compromiso, conocimiento y corazón. Y en cada paciente que mejora, una historia de esperanza y reconocimiento.
El gesto de Analía es simple pero profundo: una madre agradecida que, desde el dolor, eligió la gratitud. Un gesto que invita a mirar, también, lo que muchas veces no se dice. Porque la salud pública no solo cura; también abraza.